“Buenos días señor –dijo al subirse al taxi-
Buenos días -le respondió el taxista-
Por favor no me lleva al hotel, ni a la universidad, ni tampoco al estadio… ah, y menos aún a la biblioteca…”
Cualquiera que lea esto, creerá que el pasajero se volvió loco, hasta podríamos imaginarnos la cara de estupefacción o disgusto del taxista. Y esto, porque lo lógico al subirse a un taxi, es decir hacia dónde se quiere ir.
Pues bien, este caso del taxista que se ve como algo impensable, es lo que hacen muchas personas cuando no tienen claro el para qué de sus acciones. Es decir, muchos podrán saber qué no quieren que pase con los diversos aspectos de su vida, sin embargo, cuando se les pregunta qué quieren exactamente, no les es tan claro. Esta ley del taxi, nombrada por Aristóteles con la metáfora de un arquero que le apunta al blanco de la diana, puede tener repercusiones importantes en la actitud con la que se asumen los retos a los que se enfrenta toda persona en cada uno de sus áreas.
Ahora, es probable que al leer esto, estés pensando que tienes muy claro hacia dónde quieres ir… profesionalmente. Sin embargo este no es el único aspecto en la vida que se debería planear, ya que aspectos como las relaciones familiares y de pareja, o la salud, o incluso el tipo de persona que se quiere ser moral y espiritualmente, son aspectos que definen en mayor medida la felicidad de una persona.
Con respecto a la relación de pareja, cuando suelo preguntar a mis alumnos, cómo se sueñan su relación, casi siempre tienen muy claro que no quieren que les peguen o que les sean infieles o que los maltraten.
Haz el ejercicio ahora: ¿cómo te sueñas tu relación de pareja en cada uno los aspectos de la persona (física, intelectual, espiritual, social, emocional)?, es decir, ¿cómo te sueñas que tu relación aporte a tu salud, a tu apariencia física, a tus hábitos?, ¿a tu mente?, ¿a tus valores, principios y creencias?, ¿a tus relaciones familiares y amistades?, ¿a tus emociones y estado de ánimo?
… una vez tengas claro cómo te la sueñas, escríbelo y léelo al principio cada semana, luego cada vez que estés saliendo con una persona que puede llegar a ser tu pareja, o si ya tienes pareja, léelo todos los días.
Tener claridad sobre esto, generará una reflexión constante sobre si la relación que tienes en este momento te está llevando a tu sueño, con el objetivo de tomar decisiones y acciones sobre cómo llegar a ella. Es importante que tengas en cuenta que en la mayoría de casos, el impedimento no está en la otra persona, es decir, la otra persona no es la que me garantiza una buena relación, como si hubiera que cambiar de pareja hasta dar con la que cumpla mi sueño… luego hablaremos sobre este tema más detenidamente.
